Practicas públicas / vidas privadas
Revisiones de la colección: Terence Gower
Museo Carrillo Gil
Mariana Morales (Fundación/ Colección Jumex: Registros)
La interpretación que Terence Gower realizó con algunas de las obras de la colección del Museo Carrillo Gil se origina desde una mirada de artista. La disposición de ellas en el espacio adopta un formato que pocas veces se ve en un museo contemporáneo. Las pinturas de Gerzo, Siqueiros y Rivera- artistas emblemáticos de la colección formada por el Dr. Carrillo Gil –de quien también se muestran pinturas-, se colocaron rodeadas de mobiliario modernista con el afán de recrear la arquitectura y el diseño de la época. Gower presenta un lado “privado” del espacio al colocar las obras en el posible escenario donde se encontrarían en el de la casa del coleccionista, confrontándolas con la faceta del espacio “público”, en el cual refleja el ideal revolucionario de dichos pintores.
Para Gerzo, Terence Gower eligió proyectar algunas películas mexicanas en las cuales el artista participó como director de arte: El bruto de Buñuel y Esquina bajan de Alejandro Galindo, entre otras. Los filmes presentan suburbios capitalinos donde se ve la expansión urbana a fines de los cuarenta; a ellos se yuxtaponen cuatro cuadros del llamado “periodo griego” de Gerzo. El caso de Siqueiros es más dramático, ya que reprodujo con la ayuda de un rotulista, un fragmento del mural Retrato de la burguesía (1939-1940) del Sindicato Mexicano de Electricistas y lo confrontó con dos de sus pinturas casi abstractas en un bello espacio “burgués”. Para Rivera, eligió cuadros de su periodo cubista, los cuales ha colocado en una pequeña sala de estar, enfrentados a sus ilustraciones y artículos para revistas militantes como El Sembrador. Órgano de La Secretaría de Educación Pública. Ha dejado a Carrillo Gil, coleccionista y pintor diletante, para el final. Óleos y collages poco o casi nunca vistos, dispuestos en lo que sería un estudio junto a una maqueta del edificio del museo, herencia para “el pueblo de México”.
Ciertamente, los artistas del muralismo encontraron la fórmula para producir obra comercial, a la par de sus obras más comprometidas ideológicamente. Siqueiros, por ejemplo, se jactaba de producir obras de caballete para “gringos” que no durarían más que algunos años, dada su mala factura. Sin embargo, es un problema que presenta varios matices: Carrillo Gil fue un coleccionista excepcional, en el sentido de saber qué coleccionaba y las razones que lo motivaban, sus “compras” no significaban para él meras decoraciones hogareñas; también estaba cumpliendo con un programa que se insertaba en la búsqueda generalizada de una “identidad nacional.”
Así, la lectura de Gower puede parecer ligera, él mismo se da cuenta: “Si algún visitante a esta exposición sospechara que hay algún juicio moral en mi contraste entre el espacio privado y elitista de Carrillo Gil y las grandes obras públicas y populares de los pintores mencionados, vea ahora cómo el coleccionista se redime. Porque Carrillo Gil realizó un acto notable y convirtió su colección privada en una institución pública.”
Las ambientaciones de Gower distan de ser aquéllas que se presentan en museos históricos, no intentan investigar a profundidad sobre el muralismo o su ideología, ni acerca de la cómoda vida burguesa del coleccionista; sí reflejan, en cambio, los intereses del curador-artista contemporáneo. Terence Gower vive y trabaja entre Nueva York y la Ciudad de México, su producción recrea temáticas y formas del modernismo urbanista de los años cuarenta y cincuenta y, desde hace tiempo, se ha interesado en las interpretaciones mexicanas de estas utopías. A fines del año pasado presentó en el Laboratorio de Arte Alameda la exposición Ciudad Moderna. Las obras de dicha muestra usaban como pretexto algunos edificios mexicanos funcionalistas como el del Campus Zacatenco del Instituto Politécnico Nacional, o rescataban de entre los actores Mauricio Garcés y Julissa, las líneas arquitectónicas del edificio Guadalquivir y de los entonces novísimos hoteles de Acapulco (en el video Ciudad moderna 2004)
La obra personal de Gower, del mismo modo que la curaduría que realizó en el Museo Carrillo Gil, proyecta la dicotomía entre lo público y lo privado. La selección de obra y su presentación plantean interesantes cuestiones acerca de una aparente paradoja entre ideología y mercado, pero sobre todo le sirven al artista-curador como un punto de partida para continuar una investigación personal sobre temas que le interesan y que están presentes en su obra: la arquitectura modernista, el funcionalismo y el diseño.